¿Cuántas advertencias más necesita la Policía de Puerto Rico?
“Cada día que pasa sin tomar acción el peligro esta presente y un error mecánico puede convertirse en tragedia“


En días recientes, el Ejército de Estados Unidos y varias agencias federales de ley y orden han tomado la decisión contundente de retirar de servicio las pistolas Sig Sauer utilizadas por su personal. La razón no es un capricho administrativo, sino la preocupación legítima por fallas mecánicas que han provocado disparos accidentales y ha costado vidas. Todo esto ha minando la confianza en el equipo provisto a quienes arriesgan todo por protegernos.
Sin embargo, la Policía de Puerto Rico continúa utilizando este modelo como su arma de reglamento. La pregunta es inevitable: ¿por qué seguimos exigiendo a nuestros policías que trabajen con ellas?
El asunto va más allá de la seguridad pública. En nuestra isla, ya se han registrado incidentes donde agentes han sufrido disparos accidentales con estas armas y en lugar de cuestionar el equipo defectuoso la reacción institucional ha sido castigar a los propios oficiales. Es decir, se culpa a la persona y no a la herramienta aun cuando la evidencia técnica apunta en dirección contraria.
Esto es inaceptable. El compromiso de una fuerza policial segura y eficiente no solo depende del adiestramiento o la disciplina, sino también de proveerle a sus miembros herramientas confiables. Continuar usando un arma que otras jurisdicciones han retirado es cerrar los ojos ante un riesgo conocido y exponer injustamente a los oficiales como al público.
La Policía de Puerto Rico tiene la responsabilidad moral y legal de reevaluar esta política de inmediato.
El pasado 23 de julio le solicité al Secretario de Seguridad Pública y al Comisionado (Superintendente) de la Policia de Puerto Rico acción inmediata y un cambio de arma a todo agente que porte Sig Sauer.
Cada día que pasa sin tomar acción el peligro esta presente y un error mecánico puede convertirse en tragedia.