Día del Veterano: Ejemplo vivo de servicio y deber del veterano boricua
“El bienestar de nuestros héroes no debe ser un tema de temporada, sino un compromiso permanente del pueblo, las instituciones y los líderes que los representan”


Ciertamente, el Día del Veterano es una fecha especial. Tanto así, que todo el país se detiene para conmemorar con respeto y gratitud a quienes han vestido el uniforme de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Para muchos, representa un día feriado; para otros, como para mí, es una ocasión profundamente personal que evoca el valor, la entrega y el deber desinteresado de cientos de miles de puertorriqueños que han dado un paso al frente en defensa de la igualdad y la democracia.
Es natural que existan distintas opiniones sobre los conflictos armados o las decisiones políticas que los rodean, pero no debe existir duda alguna sobre la grandeza del sacrificio de nuestros veteranos. Son ellos quienes, con su servicio, han defendido el derecho a disentir y la libertad que todos disfrutamos en nuestra Nación.
Mi experiencia en las Fuerzas Armadas ha sido una de profundo agradecimiento. Haber servido en dos despliegues —uno en Arabia Saudita y otro en Irak— me permitió comprender, desde la distancia y el sacrificio, el verdadero valor del deber cumplido. Esas vivencias me enseñaron que servir no solo transforma al individuo, sino que también enriquece a la comunidad y amplía la visión sobre la realidad geopolítica global. Me reafirmaron, además, en el sentido de pertenencia y en el compromiso continuo de reciprocidad hacia mis compañeros de armas.
El Día del Veterano nos recuerda que esta conmemoración no solo marca el fin de la Primera Guerra Mundial, sino que honra a todos los hombres y mujeres que, a lo largo de nuestra historia, han defendido con valentía y entrega una causa mayor: la libertad y la democracia.
Los puertorriqueños han participado en todas las guerras y conflictos en los que ha estado involucrada la Nación estadounidense, desde la Primera Guerra Mundial hasta las operaciones más recientes en el Medio Oriente. Su destacada participación ha sido ejemplo de valor, disciplina y compromiso, al punto de que muchos de nuestros ciudadanos puertorriqueños han ocupado las más altas posiciones dentro de las Fuerzas Armadas, distinguiéndose por su liderazgo y excelencia profesional en diferentes tiempos y misiones.
Según datos del Censo Federal, en Puerto Rico residen más de 84,000 veteranos. Sin embargo, organizaciones locales estiman que esa cifra podría superar los 115,000. Cada año, cientos de puertorriqueños continúan jurando bandera, comprometidos con servir a la Nación con el mismo valor y lealtad de quienes les precedieron.
Ante esta realidad, es esencial continuar abogando por mejores servicios médicos, programas de reintegración y políticas públicas que respondan a las verdaderas necesidades de nuestra comunidad veterana. El bienestar de nuestros héroes no debe ser un tema de temporada, sino un compromiso permanente del pueblo, las instituciones y los líderes que los representan.
Hoy, más que nunca, reafirmemos nuestro compromiso con quienes han servido. Honremos su legado no solo con palabras, sino con acciones que aseguren su bienestar y reconozcan su aportación a la sociedad. Porque el legado de nuestros veteranos —esos hombres y mujeres valientes que lo dieron todo por la libertad— vivirá siempre como un ejemplo pronunciado de servicio, honor y deber hacia todos los que conformamos esta gran Nación.


