EDITORIAL: La Congresista que olvidó de dónde viene
Decir que Puerto Rico “jamás” será Estado es una falta de respeto a los veteranos en su día


En una entrevista con el periódico español El País, la congresista Nydia Velázquez volvió a dejar claro que su compromiso no es con el pueblo de Puerto Rico, sino con la ideología que desde hace décadas le sirve de refugio político en Nueva York. “Puerto Rico jamás se convertirá en Estado, porque se necesitan 60 votos en el Senado, y eso nunca sucederá”, señaló Velázquez, como si una sola persona tuviera la autoridad moral para negarle a todo un pueblo su voluntad democrática.
La congresista nacida en Puerto Rico, quien hace décadas abandonó la isla buscando el progreso, la seguridad y las oportunidades que solo ofrece la Estadidad, hoy se convierte en su mayor detractora. Es la ironía más dolorosa: alguien que ha gozado de todos los beneficios, derechos y privilegios que brinda la ciudadanía americana en los 50 Estados, pretende negárselos a los suyos.
Puerto Rico ha hablado en los últimos cuatro plebiscitos expresando un mandato claro: queremos ser Estado. No se trata de un capricho, sino de un reclamo legítimo de Igualdad. El pueblo ha votado, ha esperado y ha cumplido con cada paso democrático que exige el proceso. Lo que falta no es voluntad, sino respeto.
Y hoy, precisamente en el Día del Veterano, esas palabras de Velázquez resuenan con mayor ingratitud. Miles de puertorriqueños han vestido el uniforme de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, han luchado y han muerto bajo la misma bandera que ondea en los 50 Estados. Han defendido la libertad, la democracia y la Constitución de una nación que aún los trata como ciudadanos de segunda clase. Ellos no pueden votar por su Comandante en Jefe, ni elegir a los senadores y congresistas que aprueban las guerras en las que arriesgan su vida.
Decir que Puerto Rico “jamás” será Estado no es solo una falta de visión, es una falta de respeto a esos veteranos, a las madres que los criaron y a los jóvenes que todavía creen el sueño americano. La historia enseña que la igualdad no se concede: se conquista con perseverancia y verdad.
Nydia Velázquez puede haber olvidado sus raíces, pero Puerto Rico no olvida su derecho. La Estadidad no se implora, se reclama. Y la reclamaremos una y otra vez, hasta que esa igualdad sea tan inevitable como la justicia misma.


