La Gobernadora y su discípula contra el relato de Pablito
“Gobernar no es reclamar victorias imaginarias, es explicar con rigor, actuar con responsabilidad y respetar la inteligencia del pueblo“


En medio de la reapertura del gobierno federal surgió un intercambio que, aunque parezca menor, dice mucho sobre nuestra cultura política. El Comisionado Residente, Pablo José Hernández, se adjudicó en redes sociales el aumento en la asignación del Programa de Asistencia Nutricional (PAN). Horas después, la directora ejecutiva de PRFAA, Gabriella Boffelli, lo desmintió públicamente, explicando que ese incremento no responde a ninguna negociación extraordinaria. Sino que más bien respondía a los ajustes automáticos por inflación que ocurren todos los años. A partir de ahí, el debate escaló y se convirtió en un choque directo entre narrativas.
La controversia comenzó cuando la Cámara federal aprobó un paquete presupuestario para poner fin al cierre del gobierno federal. Entre distintas partidas, el PAN refleja un aumento para el próximo año fiscal. El Comisionado lo presentó como un logro personal, como evidencia de su capacidad de “asegurar” fondos en Washington. El problema es que la fórmula del PAN no funciona así. El programa incorpora automáticamente los costos alimentarios y los ajustes inflacionarios sin necesidad de intervención política individual. Por eso Boffelli, responsablemente, aclaró que no se trataba de un triunfo negociado, sino del resultado natural de un mecanismo preexistente en la ley federal.
Esa aclaración no sorprende a quienes conocen su trasfondo. Gabriella se formó en la oficina de la hoy Gobernadora Jenniffer González cuando esta era Comisionada Residente. Desde allí conoció de primera mano las preocupaciones de los puertorriqueños en la capital federal, la naturaleza técnica de los programas federales y la lucha seria por la Estadidad. Aprendió que en Washington el peso no lo tienen las declaraciones de ocasión, sino el rigor, la disciplina y la defensa constante de los derechos de los millones de ciudadanos americanos que viven en Puerto Rico.
Ese modelaje explica mucho de su ejecutoria actual. La manera firme y precisa en que respondió no es casualidad, es un reflejo directo de la escuela donde se formó y del estándar de trabajo que caracteriza a Jenniffer González Colón. Hoy, como directora de PRFAA, Gabriella se ha convertido en una pieza esencial del equipo de la Gobernadora. Ha ejecutado con claridad y compromiso cada gestión federal que le corresponde. Así opera quien entiende que la política pública no es espectáculo, sino seriedad.
Mientras Gabriella ofrecía un análisis, la administración estatal resaltaba sus propias gestiones durante el cierre federal. La coordinación con agencias federales, la preparación de alternativas de financiamiento y el trabajo cuidadoso para garantizar la continuidad de servicios esenciales en Puerto Rico. En ese contexto, el intento de Pablo José de adjudicarse un aumento automático no solo es incorrecto, sino que distrae de la labor que sí se realizó.
Esta disputa ilustra un fenómeno común de la política contemporánea. La obsesión con anotarse puntos rápidos para redes sociales, aunque la realidad cuente otra historia. En lugar de explicar cómo funcionan realmente los programas federales y cómo la estabilidad depende de instituciones fuertes, no de gestiones individuales improvisadas, algunos prefieren la narrativa del héroe solitario que “consigue fondos” por voluntad propia. Esa visión, aunque atractiva, es ficticia y a la larga erosiona la comprensión pública del funcionamiento del gobierno.
Al final, lo importante para las familias que dependen del PAN no es quién reclama la medalla, sino que sus beneficios se mantengan estables y protegidos durante momentos de incertidumbre federal. El verdadero debate debe concentrarse en cómo fortalecer la capacidad institucional del Gobierno Estatal para navegar cierres federales, interrupciones presupuestarias y ajustes regulatorios. Esa es la conversación seria que merece Puerto Rico.
La pelea por el crédito revela una tensión conocida. La diferencia entre espectáculo y servicio público. Gobernar no es reclamar victorias imaginarias, es explicar con rigor, actuar con responsabilidad y respetar la inteligencia del pueblo. Esa ha sido, históricamente, la forma de trabajar de Jenniffer en Washington y ahora en Fortaleza. Quienes se formaron bajo esa escuela, como Gabriella Boffelli, reproducen ese modelo. En conclusión, en tiempos de ruido y superficialidad, esa consistencia es lo que verdaderamente distingue a un gobierno serio.


