Cuando la crisis toca a la puerta, el liderato contesta. El estilo de la Gobernadora, Jenniffer González
Cuando el agua escaseó, el liderazgo abundó


La avería en el principal conducto del Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), conocido como el “súper tubo”, afectó a cerca de 190 000 abonados en la zona norte y central de la Isla. Ante esa emergencia, la gobernadora Jenniffer González Colón demostró una capacidad de liderazgo. La combinación de su acción inmediata, coordinación interagencial y comunicación efectiva, evitó que una crisis de infraestructura se convirtiera en una crisis de gobernanza.
Desde las primeras horas, la Gobernadora ordenó la activación de la Guardia Nacional de Puerto Rico para asistir en la distribución de agua potable y establecer “oasis” en los municipios más afectados. A la vez, instruyó a las agencias pertinentes a garantizar que hospitales, hogares de envejecientes y centros educativos contaran con suministro suficiente para mantener sus operaciones. Esa reacción temprana evidenció una estructura de mando clara y una voluntad de actuar con sentido de urgencia.
Igualmente, la Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR) asumió un rol estratégico dentro del plan de respuesta. Siguiendo las directrices de la Gobernadora, la corporación pública coordinó el envío de camiones cisternas al Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín y a hoteles de la zona metropolitana y norte. Esta acción fue esencial para asegurar la continuidad de las operaciones turísticas y evitar cancelaciones o afectaciones que pudieran impactar la reputación de Puerto Rico como destino confiable. En momentos de emergencia, la protección de la industria turística no solo preserva empleos y actividad económica, sino que también proyecta estabilidad institucional hacia los mercados externos.
A la vez que dirigía la respuesta operativa, la Gobernadora procuró dar tranquilidad con un mensaje claro y directo, el costo de las reparaciones no recaerá sobre los abonados. Su expresión pública, en cuanto a que los costos no serían pasados a los abonados, fue respaldada por una instrucción formal a la AAA para que identificara los mecanismos financieros necesarios sin afectar las tarifas. Este gesto reafirma un principio fundamental de su gestión, la protección del ciudadano debe estar por encima de las conveniencias administrativas.
La presencia constante de la Gobernadora en el terreno, supervisando los trabajos y ofreciendo información actualizada, contribuyó a mantener el control de la narrativa pública y a evitar la desinformación. Su comunicación fue operacional, precisa y empática, lo que permitió que la ciudadanía percibiera una dirección firme en medio de la incertidumbre. En contraste con el estilo distante que ha caracterizado otras administraciones en crisis similares, González Colón optó por un liderazgo visible y directo.
No obstante, la mandataria también utilizó la coyuntura para proyectar una visión de futuro. Al ordenar una evaluación integral del sistema de acueductos y alcantarillados, reconoció que el evento no fue un hecho aislado, sino una manifestación de un problema estructural. Su planteamiento sobre la antigüedad de la infraestructura, con tramos que superan los 25 años de servicio, y la necesidad de planificar su modernización abre paso a una agenda de inversión pública y privada con visión de largo plazo. Esa mirada hacia la resiliencia es indispensable para evitar que emergencias como esta se repitan.
La intervención de la Compañía de Turismo en esta coyuntura, además, resalta cómo una emergencia puede atenderse desde una perspectiva multisectorial. Garantizar el funcionamiento del aeropuerto y los hoteles significó proteger una de las principales fuentes de actividad económica, que genera más de 85,000 empleos directos e indirectos y aporta miles de millones de dólares a la economía local. El turismo, por su naturaleza transversal, depende de la estabilidad de los servicios básicos, y su preservación durante la crisis reflejó una administración con sentido estratégico y comprensión de las interdependencias del desarrollo económico.
En fin, la gestión de Jenniffer González Colón durante la crisis del “súper tubo” reafirma que el liderazgo se mide por la capacidad de actuar con rapidez, comunicar con transparencia y pensar con visión de futuro. Su estilo de gobernar no es el de “dejar hacer y esperar”, sino el de una ejecutiva hands on, presente, que supervisa, exige resultados y se involucra personalmente en la ejecución de las soluciones. En un momento en que la ciudadanía demanda acción y resultados concretos, la Gobernadora ha demostrado que el liderazgo efectivo no se delega, se ejerce con presencia, disciplina y sentido de responsabilidad. Si las medidas de evaluación y modernización del sistema se traducen en obras tangibles, esta emergencia se recordará no solo por la magnitud de la avería, sino como el punto de partida hacia una infraestructura más segura y un gobierno más eficiente.


