El experimento Milei y el espejo de Puerto Rico
“De tener éxito en su programa económico, Milei podría redefinir no solo la política argentina, sino también el tablero ideológico de toda América Latina“

El presidente argentino, Javier Milei, al celebrar este domingo, 26 de octubre, el triunfo de su partido, La Libertad Avanza (LLA), en las elecciones legislativas de su país, en Buenos Aires (Argentina). Foto: Juan Ignacio Roncoroni

Las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo en Argentina consolidaron el fenómeno político de Javier Milei, quien, tras alcanzar la presidencia en 2023 con un margen holgado en segunda vuelta, ha logrado posicionar su proyecto de libertad económica como una de las revoluciones ideológicas más trascendentes del siglo XXI.
Lo que comenzó como un movimiento antisistema, encabezado por un economista libertario ajeno a las estructuras tradicionales de poder, se ha transformado en un proyecto político con anclaje real y creciente representación legislativa. La Libertad Avanza (LLA) emergió como la fuerza con mayor expansión en ambas cámaras del Congreso, asegurando más de un tercio de los escaños y blindando la capacidad presidencial para sostener vetos y negociar reformas estructurales.
Este avance no es solo un triunfo electoral: es una reafirmación del cambio cultural que Milei ha provocado en la Argentina. Con un discurso radical en defensa de la economía libre, la reducción del Estado y la soberanía del individuo, el presidente ha logrado capitalizar el hartazgo social frente al populismo estatista y el fracaso económico acumulado de décadas por gobiernos de izquierda y de una llamada centro derecha sin definición ideológica clara, que terminó administrando el mismo modelo intervencionista que decía oponerse.
De tener éxito en su programa económico, Milei podría redefinir no solo la política argentina, sino también el tablero ideológico de toda América Latina. Su experiencia pondrá a prueba la viabilidad de las ideas libertarias en el poder y abrirá un nuevo capítulo en la confrontación global entre el intervencionismo estatal y la libertad económica.
Puerto Rico, por su parte, observa este fenómeno desde una realidad diametralmente opuesta: una jurisdicción altamente intervenida por el Estado, con un gigantismo gubernamental que ronda las 132 agencias públicas, representando un gasto público exorbitante y una burocracia que ahoga la eficiencia administrativa. Peor aún, persisten líderes políticos de izquierda, nostálgicos de un pasado ineficiente, que aún sueñan con devolver la Autoridad de Energía Eléctrica a manos públicas, ignorando las lecciones del colapso institucional y financiero que precisamente esa estructura provocó.
Si Milei logra demostrar que un Estado más pequeño y eficiente puede generar prosperidad y estabilidad, su éxito será un desafío directo a los modelos intervencionistas que aún dominan en buena parte del mundo, incluyendo la isla de Puerto Rico. El presidente argentino ha convertido su gestión en un experimento global: comprobar que la libertad, cuando se gobierna con convicción, puede ser más poderosa que cualquier burocracia.
El mundo lo observa y Puerto Rico no debería ser la excepción.


