La niña corredora: ¡Felicidades!
“Más riesgo corre un niño obeso, pegado a una consola de juego, comiendo chesseburger y papitas, y no se forma lo que se forma con esta niña”


En Puerto Rico vemos en cada esquina un niño en sobrepeso, pegado a su Ipad o telefóno celular comiendo “junk food” y pasa nada. A nadie le importa. Se toca el tema muy superficialmente, si acaso. No olvidemos cuando el actor Braulio Castillo hizo una publicación reseñando su preocupación, en el contexto salubrista, de todo lo que estaba comiendo una persona en sobrepeso y de inmediato fue objeto de críticas. O sea, aquí parece haber una oda a la mala alimentación porque de eso no se puede hablar en voz alta y menos en público porque se ofenden.
En cambio, una niña corre el evento Lola Challenge, lo completa, se destaca y se le cae la lengua a media humanidad atacando a la mamá, a la producción del evento, al gobierno y demás. Este es otro ejemplo de que las redes sociales han sacado a flote cuánto sacia el chisme y la crítica a gran parte de nuestra sociedad. Para esos seres, el no tener qué criticar es como cuando a una persona en el vicio se le agota la droga.
Yo no soy médico, entrenador, psicólogo ni nada por el estilo. Pero observo, leo y analizo. Eso no quiere decir que tenga la verdad en mis manos, pero conformo mi opinión y criterio. He participado varias veces del Lola Challenge -en tres o cuatro he realizado el challenge completo (5K, 10K y 21K)- y es un reto fuerte completar las tres carreras, pero entre una y otra hay 24 horas de descanso. ¿Podía esa niña con la carga? La respuesta es que pudo hacerlo, y por lo que vi, llegó fresca. ¿Puede hacerlo cualquier niño? No.
Como en todo, hay niños excepcionales, con una capacidad física y mental más fuerte que incluso los adultos. Esa niña luce ser uno de esos ejemplos. En mi caso, tengo una amiga que a los 16 años entró a CROEM y llegó a ser ingeniera en Boeing. No todos los jóvenes interesados en matemáticas y ciencias tienen la capacidad de entrar a una escuela especializada de ese nivel.
La niña corredora corrió junto a su mamá todo el tiempo, que es quiropráctica. Supongo como madre y entrenadora en otra disciplina, debía saber las capacidades de la niña, quien le había expresado que deseaba hacer el reto completo. Ciertamente eso no es una garantía de nada, pero ya la niña había hecho distancias largas, según se narró. De hecho, he participado en eventos donde niños llegan primero que yo y no me da ninguna vergüenza, al contrario, los felicito. Aparte de mamá, en el evento participan cientos de médicos, hay ambulancias y en la ruta hay varios hospitales. De otra parte, la inmensa mayoría de los participantes lo hacen por divertirse, por cumplir algún reto o promesa, no por establecer una marca de tiempo, por lo que también se camina cuando el cuerpo pide un break. Quizás la menor hizo ambas, obviamente corriendo más de lo que se camina. Esta niña, en mi opinión, entrenó para completar el challenge. No fue algarete.
Yo no estoy justificando, ni tan siquiera sugiriendo, que estos eventos se abran a niños porque no todos tienen las condiciones de esta jovencita. Solo hablo del caso de ella y el nivel de hipocresía de que vemos niños sedentarios, pegados a los juegos de consola, al celular, al Ipad, en sobrepeso y no nos alarmamos como se alarman muchos con esta niña.
A ella felicidades, a mamá que esté muy pendiente de ella, y a los que critican de manera malintencionada, que no sean selectivos a la hora de lanzar veneno. Más riesgo corre un niño obeso, pegado a una consola de juego, comiendo chesseburger y papitas, y no se forma lo que se forma con esta niña.


