Cuando la prevención salva vidas
“La Comisión de Seguridad en el Tránsito ha demostrado que educar no es un gesto simbólico, sino una herramienta poderosa de política pública“


Durante años, la discusión sobre la seguridad vial en Puerto Rico se ha reducido a un enfoque casi exclusivo en la fiscalización; más multas, más arrestos, más retenes. Esa lógica parte de una premisa incompleta. La evidencia demuestra que la conducta ciudadana no cambia de forma sostenida solo por temor a la sanción, sino cuando existe conciencia real del riesgo y de la consecuencia.
Bajo el liderato de la gobernadora Jenniffer González Colón, esa visión comenzó a transformarse. La seguridad en las carreteras dejó de verse únicamente como un asunto policiaco y pasó a abordarse como una política pública integral, donde la educación, la orientación y la prevención ocupan un rol central. En ese marco se ha movido la Comisión de Seguridad en el Tránsito (CST), dirigida por José González Mercado.
A nuestro juicio, los resultados empiezan a reflejarse en datos objetivos. Hace apenas dos semanas, el capitán Elvin Zeno informó que durante un fin de semana se realizaron poco más de 40 arrestos por conducir en estado de embriaguez. Esta cifra contrasta con las estadisticas ordinaras. Cuando históricamente esa cifra ronda los 120 arrestos en periodos comparables. Esa reducción no puede atribuirse razonablemente a una merma en la fiscalización. La Policía mantuvo sus operativos activos. El tránsito fue comparable. La diferencia estuvo en la conducta previa del ciudadano.
Menos arrestos, en este contexto, no significan menos vigilancia. Significan menos personas tomando la decisión de conducir luego de consumir alcohol. Ese cambio no ocurre por casualidad. Responde a una estrategia sostenida de la CST enfocada en intervenir antes de que la persona se monte en el vehículo. Un ejemplo concreto fue la implementación de iniciativas creativas durante eventos multitudinarios en el Coliseo de Puerto Rico, particularmente tras conciertos de alto perfil.
En ese escenario, la Comisión no se limitó a repartir material educativo. Se establecieron puntos de detección voluntaria de alcohol al salir del evento y, cuando una persona se encontraba por encima del límite legal para conducir, la CST asumía el costo del transporte alterno mediante Uber. La decisión peligrosa se neutralizaba allí mismo. No había arresto, no había tragedia, no había titular fatal al día siguiente.
A ello se sumó una exhibición interactiva que enfrentaba al ciudadano con un mensaje claro y directo. Conducir en estado de embriaguez conduce inevitablemente a uno de dos caminos, el arresto o la muerte. No se trató de alarmismo. Se trató de educación experiencial. De traducir estadísticas frías en consecuencias reales. De romper con la normalización social de una conducta que sigue cobrando vidas.
Ese enfoque se vio reforzado por la presencia activa y constante del Director de la CST en los medios televisivos, en las redes sociales y en campañas publicitarias de alto alcance. José González Mercado no delegó el mensaje; lo asumió directamente. La repetición consistente del mismo mensaje preventivo permitió que la seguridad vial dejara de ser un tema episódico para convertirse en una conversación permanente.
En política pública, la visibilidad importa. El mensaje que se repite, que se explica y que se contextualiza es el que eventualmente modifica conductas. Sin lugar a dudas, esa exposición continua ha tenido un impacto real en las estadísticas. Los datos recientes sugieren que esta estrategia está rindiendo frutos. La estabilidad relativa en las cifras de fatalidades, junto a la reducción significativa en arrestos por conducir en estado de embriaguez en fines de semana comparables, apunta a un cambio previo en la toma de decisiones.
Nada de esto ocurre en el vacío. Requiere visión ejecutiva, respaldo institucional y voluntad para innovar. Bajo el liderato de Jenniffer González Colón, la seguridad vial ha sido tratada como un asunto de protección de vida, responsabilidad ciudadana y gobernanza basada en datos.
La Comisión de Seguridad en el Tránsito ha demostrado que educar no es un gesto simbólico, sino una herramienta poderosa de política pública. Cuando la prevención funciona, el mejor titular es el que no ocurre. Cuando la educación cala, las estadísticas dejan de ser números y se convierten en vidas que continúan. Salvar vidas también implica pensar distinto. En este caso, los datos empiezan a confirmar que ese cambio de enfoque va en la dirección correcta.


