Mi guerra mental y física para ganarle al Cáncer
“Ojalá y nunca le diagnostiquen, pero si ocurre, aquí les dejo lo que miles me han preguntado: cómo le hice y le hago“


“Alex, ¿cómo haces, cómo te mantienes trabajando?”, “¡Es que no parece que tienes cáncer!”, son dos de los comentarios que me han hecho cientos de personas desde que hice público mi padecimiento temporero. Hay un comentario, que es el que más me han hecho, y que sienta las bases para contestar o explicar los primeros dos, y es: “¡Alex, estamos orando por tí, no te soltamos en las oraciones”. Esas oraciones llegaron y siguen llegando. Pero necesito más.
Muchos de ustedes conocen lo que era mi estilo de vida. Me gusta pasarla bien, soy fiestero, me encanta el chinchorreo, compartir con mi familia y mis amistades. Al mismo tiempo me gusta ir al gimnasio y soy fan del jogging. Eso quizás pueda explicar algo del rol que juega el tener una buena condición física para resistir los síntomas del cáncer y del tratamiento que me tocó en los primeros 5 meses, que fueron sumamente fuertes. También para pasar el proceso quirúrgico que tuve recientemente. Aclaro que tener buena condición física no es estar forrado de músculos y abdominales, es cuidarse, no tener excesos y ejercitarse como usted pueda.
Ahora bien, lo más importante para dar la batalla contra el cáncer, a base de mi experiencia, es la mente. Esa fortaleza es más potente que la física en un proceso como este. Si hubiera escrito esto hace un año, probablemente muchos me hubiesen dicho: “¡Claro, que fácil decirlo!, como tú no sabes lo que es recibir la noticia de un diagnóstico de cáncer, pues para ti es sencillo expresar eso!”. Hoy sé lo que es recibir esa noticia. No solo eso, sino también escuchar por respuesta, a una de las preguntas que hice, lo siguiente: “Estás en stage 4, es un cáncer bien agresivo, y resistente a tratamientos”.
Agradezco la honestidad del oncólogo que me vio ese día. En la noche dormí bastante bien, considerando la noticia que aún procesaba mi sistema. Sí, me despertaba cada 2 o 3 horas pensando qué iba a hacer, qué pasaría con mi trabajo, mi familia, si vencería este reto, qué ocurriría con proyectos que había iniciado, profesionales y con mi esposa. Se piensa en todo. No obstante, igual pensaba que nada de eso podía resolverlo en ese momento, que esto era una carrera que apenas comenzaba y que poco a poco iría atendiendo cada una de las preguntas. “Señor, confío que me sanarás, pongo todo en tus manos, pero al final será tu voluntad.”, pensaba y volvía agarrar el sueño. De hecho, aunque pasó por la mente descartar los proyectos profesionales y personales, decidimos continuar con los mismos. Eso me ayuda a mantener la mente enfocada en otras metas, aparte de la principal que es la batalla que se da contra el cáncer. Ha sido muy beneficioso mantener la mente ocupada en esas otras cosas.
Tras el diagnóstico, al no presentar síntomas, salvo una que otra ocasión, continué mi vida como de costumbre, pero con ciertos ajustes. Hasta un carrera 10k pude completar en un momento dado. Yo no tengo explicación a la pregunta de cómo he podido hacerlo. Solo puedo adjudicarlo a lo que pensaba en la noche del 5 de marzo del 2025 cuando me diagnosticaron: “Señor, confío que me sanarás, pongo todo en tus manos, pero al final será tu voluntad”. Lo más importante de mi conversación con Él fue: “pongo todo en tus manos”. Eso no quiere decir que no habrá dolor, que no habrá sufrimiento, pero sí estoy convencido que Dios, desde que agarró mi mano esa noche, no me ha soltado, mucho menos en los momentos más retantes. Yo no sé si lo peor ha venido, pero sí tengo la certeza que Él estará ahí conmigo.
Suena a cliché decir que hay que tener mente positiva, pero viviendo estas experiencias, es totalmente cierto. Usted puede ver una experiencia como esta de dos maneras: que un diagnóstico de cáncer es una sentencia de muerte, tirarse en una cama a llorar, a reclamarle a Dios, o verlo como una experiencia de renacimiento, una nueva oportunidad con unos retos particulares que personas como usted tienen la fortaleza de pasarlos para cumplir con unos propósitos que Dios tiene para su nueva vida. Reclamarle a Dios o cuestionarle por qué le pasa eso a usted es perder el tiempo, ¿o cree que eso conmoverá al Señor y éste terminará cambiando sus planes para usted porque usted le está reclamando? La voluntad de Dios se acepta y se le pide que lo acompañe en los retos.
Somos humanos y es totalmente natural pensar en lo peor. Sin embargo, lo importante es qué decide usted: tomar esos pensamientos como un hecho y aferrarse a ellos en su día a día, o en cambio aferrarse a Dios y confiar en que Él obrará en su sanación. Yo elegí la segunda. ¿Me han visto trabajando, caminando, corriendo, etc.? ¿Entienden lo que quiero decirles?
No es fácil el proceso físico y mental, hay días buenos y hay días menos buenos. En esos días menos buenos es cuando más pueden pasar por mi mente humana las dudas, y repito que es natural, pero así mismo las desecho con “El Señor es mi pastor y nada me faltará”. Veo esos momentos como tentaciones para que yo pierda mi fe y no lo permito.
Claro, esto no se trata de pensar o decir “tengo Fe”, “Dios me sanará” y cuando sienta algún dolor pensar de imediato que va a morir. ¡NO! La Fe se alimenta constantemente orando, yendo a la Iglesia, leyendo la biblia, creyéndo en Él. Esas son las cosas que yo no hacía y que comencé a retomar luego del diagnóstico… ¿uno de los propósitos de Dios en mi vida? Solo Él sabe, pero yo creo que sí. No he tomado ningún medicamento para fortalecer mi mente, por lo que concluyo, a la pregunta de muchos de ustedes, que estoy de pie, luchando, trabajando y como me ven, porque es la obra de Dios, porque creo en Él y en su poder sanador.
Hay dos cosas que se tienen que tener muy claras. Uno tiene que reconocer que al final del camino será la voluntad de Dios la que prevalecerá, dentro de nuestras peticiones y nuestra fe eso siempre debe estar muy claro. Lo otro, los compromisos que hagamos con el Señor por nuestra sanación, se tienen que cumplir de por vida. Un ejemplo sencillo, si uno se compromete a mantener una asistencia a la Iglesia, eso tenemos que cumplirlo hasta el final de nuestros días. No podemos luego venir con que no tenemos tiempo, o buscando cualquier excusa para no cumplir.
Cuando estemos pasando un proceso tan difícil como este, o cualquier otro, pongamos todo en nombre de Dios, tengamos Fe genuina, y aunque yo sé que todos somos distintos física y emocionalmente hablando, yo, con este escrito, les digo cómo hago para batallar contra el cáncer y espero que pueda ayudar, aunque sea a una sola persona, a enfrentar y procesar situaciones difíciles.
Finalmente, si usted y los suyos están bien hoy, mire lo que me pasó, esto llegó inesperadamente. Aunque este no es el tema ni la intención del escrito, hablando de tener fortaleza y paz mental tras un diagnóstico de cáncer, algo que ayuda mucho es poseer una buena póliza de cáncer para cubrir su tratamiento y otra aparte de “primera ocurrencia”.
Agraciadamente yo tenía ambas y fueron de una ayuda incalculable en el proceso de mi esposa y el mío. Consulte al agente de seguros de su preferencia o confianza y oriéntese. Son miles los que dicen que no pueden pagar una buena póliza, pero la realidad es que prefieren despilfarrar dinero jangueando y en entretenimiento. De nuevo, oriéntese porque probablememe más bota dinero en cosas innecesarias. Las pólizas se ajustan y no son inaccesibles. Lo importante es que no adquiera una con cualquier “pela gatos” con corbata que lo primero que le destaca es lo barato de su producto, como el que me vendió la primera que tenía hace años y que no cubría casi nada.
Repito. Dios ayuda, sin duda alguna, en los procesos emocionales y mentales, pero usted también tiene una responsabilidad de prepararse para esa tranquilidad que va a necesitar.
Ojalá y nunca le diagnostiquen, pero si ocurre, aquí les dejo lo que miles me han preguntado: cómo le hice y le hago.
Cierro agradeciendo a mi esposa Julissa y a nuestros hijos, Julián e Isabella, porque son el motor de mi lucha y lo que más amo, por quienes voy a salir de esto. Dios los bendiga a ellos y ustedes que me leen.