Puerto Rico se une contra el hambre: una convocatoria a la acción
“En ODSEC hemos convocado un esfuerzo multisectorial histórico bajo la meta de “Cero Hambre en Puerto Rico””


En momentos de incertidumbre nacional, cuando enfrentamos el cierre federal más prolongado en la historia de Estados Unidos, Puerto Rico vuelve a sentir el peso de su vulnerabilidad conociendo que miles de familias dependen directa o indirectamente de fondos federales. Muchos adultos mayores viven con la angustia de no saber si podrán poner un plato de comida sobre la mesa mañana por razones de accesibilidad o porque aún con las ayudas federales no les alcanza para sus tres comidas diarias. Es en este escenario donde la Oficina para el Desarrollo Socioeconómico y Comunitario (ODSEC) reafirma su misión: trabajar con determinación para erradicar el hambre y fortalecer la seguridad alimentaria en nuestras comunidades.
Hoy, tres de cada diez adultos en Puerto Rico viven en inseguridad alimentaria. Esa cifra representa más que una estadística: son niños que dependen solamente del desayuno que sirven en la escuela, adultos mayores que deben escoger entre pagar medicamentos o comprar alimentos, y familias trabajadoras que, a pesar de su esfuerzo, no logran cubrir las tres comidas del día. El hambre no distingue, y cuando la estabilidad del gobierno federal se tambalea, las consecuencias podrían sentirse con crudeza en los sectores más vulnerables si no hubiesen planes en marcha por parte de nuestro gobierno estatal.
Ante esta realidad, en ODSEC hemos convocado un esfuerzo multisectorial histórico bajo la meta de “Cero Hambre en Puerto Rico”. Esta iniciativa reúne a agencias del gobierno, líderes comunitarios, organizaciones sin fines de lucro, empresarios y expertos en seguridad alimentaria. Nuestro objetivo común es claro: asegurar que ningún puertorriqueño se acueste sin comer.
La estrategia es integral. Queremos fortalecer la cadena alimentaria desde su raíz, apoyar la agricultura local, crear cocinas resilientes en comunidades de alto riesgo, y mejorar la educación nutricional. La meta no es simplemente repartir alimentos, sino empoderar comunidades para que puedan sostener su bienestar con dignidad. Cada barrio, iglesia, escuela y organización comunitaria tiene un rol que desempeñar. Cuando los esfuerzos se coordinan, los recursos rinden más y llegan a donde realmente hacen falta.
El cierre federal nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de construir resiliencia desde adentro y en conjunto a programas federales existentes. Por ejemplo, programas como el PAN, esenciales para cientos de miles de familias, no se activan en momentos de desastres naturales por falta de trato igualitario ante nuestra realidad representativa en el Congreso. Solamente los estados con acceso al programa SNAP tienen esta disposición.
Por eso, desde ODSEC estamos impulsando una nueva cultura de colaboración y autosuficiencia alimentaria. Puerto Rico debe estar preparado para sostenerse, incluso cuando los fondos federales se tarden en llegar en momentos de desastres naturales o por cierres temporales.
Pero el cambio no vendrá solo desde las agencias. Necesitamos una movilización social donde cada ciudadano, empresa, iglesia y organización adopte la meta de “Cero Hambre” como propia. Este es un asunto de justicia social y de moral pública. El hambre no puede normalizarse en una isla bendecida con tanto talento y espíritu solidario.
El compromiso de ODSEC no termina con la convocatoria. Estamos creando mapas de necesidades alimentarias, identificando comunidades en riesgo y coordinando con alcaldes y líderes regionales para canalizar la ayuda con precisión. Queremos evitar la duplicidad de esfuerzos y garantizar que cada recurso invertido se traduzca en comida real para las familias que la necesitan.
Cada paso que damos reafirma que la seguridad alimentaria es un pilar del desarrollo socioeconómico. Sin alimentación adecuada, no hay salud, productividad ni esperanza. Por eso, esta labor no es una iniciativa más: es una causa de pueblo. Nuestro deber es garantizar que los más vulnerables reciban el apoyo debido, y que nadie quede invisible en medio de la crisis.
En Puerto Rico, el hambre no puede tener cabida. Este es un llamado a todos los sectores —públicos, privados y comunitarios— a unir fuerzas en favor de nuestra gente. La historia juzgará a esta generación no por la magnitud de sus retos, sino por la grandeza de su respuesta.
Hoy más que nunca, repito con convicción: ningún puertorriqueño debe acostarse sin comer. ODSEC seguirá al frente de esta lucha, convencida de que juntos podemos construir un Puerto Rico más fuerte, más justo y más humano.


