Un duro golpe para Puerto Rico en Washington
“Más que un golpe al Partido Republicano, lo que ocurre es un golpe directo a Puerto Rico, que pierde voces moderadas y pragmáticas dispuestas a escuchar sus reclamos”

Congreso de los Estados Unidos. Foto: Suministrada

Puerto Rico hoy enfrenta la pérdida de aliados importantes dentro de las filas republicanas en la capital federal. Los Mainstreet Republicans, ese bloque de congresistas moderados y pragmáticos que suelen buscar consensos en temas económicos y sociales, han sido una voz clave para la Isla en un Congreso cada vez más polarizado. Su importancia radica en que, a diferencia de los extremos ideológicos, estos legisladores entienden la gobernanza desde la negociación y la responsabilidad fiscal, dos aspectos vitales para una jurisdicción como Puerto Rico que depende completamente de la cooperación federal.
La decisión del congresista Dusty Johnson de no aspirar a la reelección en la Cámara de Representantes para lanzarse a la gobernación de Dakota del Sur deja un vacío profundo. Johnson, como miembro destacado de los Mainstreet, había mostrado apertura y sensibilidad hacia los retos de Puerto Rico, particularmente en la recuperación tras desastres naturales y en la discusión de fondos de salud. Su salida deja a la Isla sin un aliado con peso en el ala moderada republicana que es de los colaboradores más cercanos al Speaker Johnson.
A este escenario se suma el retiro del representante Don Bacon de Nebraska, figura respetada dentro del caucus moderado. Bacon se distinguió por su disposición a escuchar y a colaborar en asuntos que impactaban directamente a la Isla, mostrando empatía y solidaridad con los problemas que afrenta Puerto Rico. Inclusive será autor del proyecto de transición del programa de Asistencia Nutricional (NAP) al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), una medida que será presentada en la Cámara por el comisionado residente Pablo José Hernández tema que respaldó cuando la gobernadora Jenniffer González fue comisionada residente. Además, Bacon ha sido identificado como un aliado del sector estadista, reconociendo que, a diferencia de lo que muchos piensan en Washington, Puerto Rico es una sociedad conservadora que cree en los valores que representa el Partido Republicano.
En el Senado, la senadora Joni Ernst de Iowa anunció que no aspirará a la reelección, lo que representa otra gran pérdida para Puerto Rico. Ernst supo tender puentes y respaldar consistentemente a la Isla en momentos clave, y su salida deja a Puerto Rico sin una voz aliada en la cámara alta.
Más que un golpe al Partido Republicano, lo que ocurre es un golpe directo a Puerto Rico, que pierde voces moderadas y pragmáticas dispuestas a escuchar sus reclamos. Ante la falta de representación con voto en el Congreso, la Isla no puede limitarse a depender de unos pocos aliados; es necesario repensar la estrategia y buscar apoyo en ambos partidos, con congresistas y senadores que estén dispuestos a hacer lo correcto y a adelantar las causas de Puerto Rico. El reto inmediato es diversificar las alianzas, no solo en las delegaciones tradicionales de Nueva York y Florida donde la clase política suele concentrar el esfuerzo político sino también en estados del Medio Oeste, del Sur y de la costa Oeste. Solo así Puerto Rico podrá mantener relevancia y asegurar que su agenda se escuche en un Congreso cada vez más marcado por la confrontación y la polarización.