Columna

Cien días no bastan

“Le espera una cuesta empinada, pero también la oportunidad de marcar una diferencia real“.

Obed Rojas
Por Obed Rojas14 de abril de 2025 • 5:46 a. m. AST
3 minutos
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Se ha vuelto costumbre medir a un nuevo gobierno por lo que logre en sus primeros cien días. Es un estándar que suena bien en titulares, pero que en la práctica es poco realista, especialmente en Puerto Rico. Hoy muchos analizan el inicio de la gobernación de Jenniffer González como si cien días bastaran para emitir un juicio justo. Y la verdad es que nada podría estar más alejado de cómo realmente opera un gobierno, particularmente en las condiciones actuales.

Para quien conoce, aunque sea mínimamente, el engranaje de la administración pública, es evidente que los primeros seis meses de un gobierno son un periodo de transición profunda. No es lo mismo hacer campaña que gobernar. Se llega con una visión, sí, pero también con la necesidad urgente de conocer la maquinaria desde dentro, descubrir qué se hereda, identificar las grietas que no se ven desde fuera. Y cuando esa maquinaria ha estado funcionando en crisis por más de dos décadas, el reto se multiplica.

Jenniffer ha tenido que enfrentar un aparato gubernamental complejo, marcado por una inercia burocrática histórica y la constante fiscalización de una Junta de Supervisión Fiscal que limita el margen de acción. A eso se suma la presión mediática, las expectativas ciudadanas y una oposición que no pierde tiempo. Aun así, la gobernadora ha mostrado claridad en su mensaje y dirección en sus prioridades: atender lo urgente sin perder de vista lo estructural.

¿Se han resuelto los grandes problemas del país en estos cien días? No. ¿Es justo pedirlo? Tampoco. Pero sí podemos decir que hay señales. Se nota un enfoque en identificar fallas operacionales, atender los problemas de la gente vulnerable, asistir a nuestros pescadores, otorgar títulos de propiedad resolviendo la inercia de vivienda con titularidad, encaminar el plan de gobierno y trabajar el presupuesto desde una visión más realista. Son tareas fundamentales que, aunque no generan grandes titulares, son el cimiento de lo que vendrá después.

A estas alturas no se puede hablar ni de éxitos ni de fracasos, pero sí de preparación. Jenniffer no la tiene fácil: desde el 2001, ningún gobernador ha logrado salir airoso de la larga lista de crisis que enfrentamos. La historia reciente está llena de promesas rotas y buenos comienzos que terminaron en desilusión. Por eso, este momento no se mide por resultados inmediatos, sino por decisiones estratégicas.

Los próximos 80 días serán cruciales. No porque esperemos milagros, sino porque definirán si este gobierno logra despegar con fuerza o si comienza a tropezar antes de tomar velocidad. Por ahora, confío en que Jenniffer tiene la capacidad, el temple y la voluntad de hacer lo que hay que hacer. Le espera una cuesta empinada, pero también la oportunidad de marcar una diferencia real. Ojalá no se quede en intento. Puerto Rico ya no aguanta otro fracaso.

OR

Por Obed Rojas

Abogado y analista político

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