EDITORIAL: Cuando la transparencia no se grita, se demuestra
En NewsPR rechazamos la manipulación que se ha intentado sembrar sobre el PS 63


Durante las últimas semanas, un sector de la prensa ha intentado convertir el Proyecto del Senado 63 en el nuevo enemigo de la transparencia. Titulares alarmistas, programas de opinión cargados de mentiras y con conferencias de prensa como si el Armageddon llegara a Puerto Rico, han querido pintar que el gobierno actual quiera ocultar información pública.
Pero vayamos a los hechos.
El PS 63 pone más garras para que el gobierno tenga que cumplir con los requerimientos, al imponer sanciones reales y cuantificables a las agencias que violen órdenes judiciales relacionadas con la entrega de información.
Entre las enmiendas aprobadas se añade un nuevo artículo que impone multas de hasta $100 diarios, hasta un máximo de $18,000, a las agencias o entidades que incumplan una resolución judicial que les ordene divulgar información.
Estas sanciones incluso podrán aplicarse de manera retroactiva a casos pendientes, enviando un mensaje claro: quien desobedezca la transparencia, pagará por ello.
El orden es parte de la transparencia
El verdadero problema no es la ley. El problema es que ciertos sectores prefieren el desorden porque ahí se manipula mejor la opinión pública. Durante años, las solicitudes de información han sido utilizadas como arma política o herramienta de espectáculo mediático.
El PS 63 corrige ese abuso.
Establece plazos razonables, exige notificación formal y crea mecanismos uniformes para que tanto el ciudadano como la agencia sepan cómo actuar. Lo que buscan las enmiendas a la ley es profesionalizar el proceso, no limitarlo.
Pero la verdad, lamentablemente, no vende titulares.
Periodistas o activistas
Gran parte de los ataques contra este proyecto proviene de los mismos periodistas y comentaristas que, en las pasadas elecciones, utilizaron su profesión para impulsar la agenda de la izquierda en Puerto Rico. Los mismos que disfrazaron su activismo político de periodismo, los mismos que siguen creyendo que Puerto Rico debe pensar como ellos.
Esa práctica no solo erosiona la credibilidad del oficio, sino que traiciona el principio más sagrado del periodismo: la búsqueda honesta de la verdad.
Habemos medios de comunicación que no nos prestamos para faenas políticas disfrazadas de fiscalización, que entendemos la diferencia entre cuestionar y mentir, entre investigar y fabricar narrativas.
Y desde esa responsabilidad, rechazamos la manipulación que se ha intentado sembrar sobre el PS 63.
Multas, responsabilidad y verdad
Quienes dicen que este proyecto debilita la transparencia no han leído una sola línea de sus enmiendas.
Las multas establecidas no solo obligan a las agencias a responder: también ponen fin a la impunidad burocrática. Ya no habrá excusa válida para el silencio gubernamental.
Si una agencia desobedece una orden judicial, el reloj empieza a correr, y con cada día, la cuenta sube.
Eso es transparencia con consecuencias, no censura.
Eso es rendición de cuentas, no secretismo.
En el Senado lo entienden así: el derecho a la información no puede seguir siendo un ejercicio retórico ni un campo de batalla ideológico. Debe ser un proceso serio, verificable y justo para todos.
El pueblo merece la verdad, no propaganda
La transparencia no se mide por la cantidad de reportajes “investigativos” ni por la intensidad del ruido mediático. Se mide por los resultados.
Y el PS 63, con todas sus disposiciones, le da al ciudadano un proceso más claro, más fuerte y más útil.
Por eso es indignante ver cómo ciertos medios han decidido tergiversar la medida para alimentar su narrativa partidista. Le mienten al pueblo, no por ignorancia, sino por conveniencia.
Le guste o no a algunos sectores, la verdad sigue teniendo peso, incluso cuando la intentan opacar con gritos y titulares huecos.
Los ataques contra Rivera Schatz no son sobre transparencia; son sobre odio a su figura.
Y mientras algunos “periodistas” sigan actuando como portavoces de la izquierda, siempre habrá quienes desde el verdadero periodismo recordemos que la transparencia no se grita: se demuestra.