EDITORIAL: La hipocresía de Juan Dalmau
Con cada paso que da en Washington, Juan Dalmau deja claro que no tiene problema en aliarse con los mismos que antes condenaba…

Juan Dalmau junto con el congresista republicano, Tom McClintock. Foto: Redes sociales

Por años, Juan Dalmau se ha presentado como un defensor acérrimo de la “autodeterminación del pueblo de Puerto Rico”. Ha construido su carrera política denunciando que lo peor del discrimen es representado el Partido Republicano. Pero ayer, esa narrativa se vino abajo.
Con una sonrisa de oreja a oreja, Dalmau posó junto al congresista republicano Tom McClintock, un político alineado con Donald Trump. ¿Y para qué? Para pedirle que respalde un modelo de descolonización que excluya la estadidad y promueva únicamente la independencia para la isla.
El independentismo ha querido por décadas proyectarse como moralmente superior. Como una lucha digna, anticolonial y coherente. Pero lo que hemos visto es pura conveniencia política. Es hipocresía. ¿En qué momento el supuesto líder del PIP se convirtió en cabildero de pasillos con congresistas republicanos con pensamientos como los de Tom McClintock?
Esto no es pragmatismo. Esto es hipocresía ideológica de la más baja. Es una rendición del discurso que por años ha usado para atacar a sus oponentes. Es también una bofetada a los miles de puertorriqueños que de buena fe creen en la independencia y esperan algo más que el teatro político de Juan Dalmau.
El ex candidato a la gobernación por la Alianza también pretende imponer un modelo de descolonización excluyente: sin estadidad, sin opciones completas, y sin respeto por la voluntad de los puertorriqueños que reiteradamente han votado a favor para convertir a Puerto Rico como estado.
Con cada paso que da en Washington, Juan Dalmau deja claro que no tiene problema en aliarse con los mismos que antes condenaba… si eso significa avanzar su agenda. Pero esa táctica tiene un costo: su credibilidad. Porque no se puede acusar a medio mundo de “racista, imperialista y opresor”, y luego salir corriendo a sus oficinas a pedir favores.
La independencia que se logra con hipocresía no es verdadera libertad. Es oportunismo disfrazado. Y el pueblo de Puerto Rico merece algo mejor.