Columna

El PNP de cara al 2028

“El cuatrienio está comenzando y tienen tres años para subsanar la situación de Ferraiuoli”

Alex  Delgado
Por Alex Delgado 30 de abril de 2025 • 6:15 a. m. AST
7 minutos
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Aunque el Partido Nuevo Progresista (PNP) es una colectividad que ha sufrido reveses electorales en eventos posteriorres a una primarias y/o divisiones, en los últimos tiempos ha demostrado ser un partido que mantiene fortaleza, pero más que eso suerte, si miramos los contextos históricos que los ha llevado al triunfo desde el 2016. Sigue siendo el partido de mayor base electoral, aún con la natural erosión.

La disputa entre La Fortaleza y el Senado por la designación de la Lcda. Verónica Ferraiuoli para ser Secretaria de Estado indudablemente laceró la relación política entre la gobernadora Jenniffer González y el presidente senatorial, Thomas Rivera Schatz; y no son pocos los que piensan si eso podría costar a largo plazo. Sí, para las gradas el librito dice que tienen que negar que hay distanciamiento y que tienen que expresar que hay muy buena comunicación. Lo mismo ocurrió con la relación entre Alejandro García Padilla y Eduardo Bhatia entre el 2013 y el 2016. Es natural negar las crisis. Ahora bien, contrario al PPD, en tiempos modernos y a la hora de la verdad electoral, los líderes del PNP suelen unirse, sonríen con las muelas de atrás, se levantan las manos unos al otro y se enfocan en como destrozar las campañas de sus oponentes.

De los nombramientos controversiales en los pasados meses, Rivera Schatz dio paso al de Waldemar Quiles en el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, y el de Víctor Ramos en el Departamento de Salud. Esas fueron dos victorias para la gobernadora sobre las objeciones iniciales que tuvo el llamado “tiburón”. En el de la Lcda. Ferraiuoli, Rivera Schatz dejó sentir el poder del Senado y de su liderato. La Fortaleza cabildeó duramente durante el fin de semana y al final entendieron que era un esfuerzo fútil nadar contra la corriente.

El cuatrienio está comenzando y tienen tres años para subsanar la situación de Ferraiuoli. No obstante, me sospecho que, por lo menos mientras Francisco Domenech se mantenga como Secretario de la Gobernación, las cosas podrían no cambiar mucho. Es evidente, por lo discutido públicamente, que su figura, y quizás su personalidad, riñe con distintos sectores del PNP.

Esa colectividad, se supone, tiene una gran oportunidad de revalidar en el 2028. Tienen gobernación, legislatura y fondos federales para adelantar bastante la reconstrucción. La pregunta es si sabrán manejar los fondos y sus emociones. Ahora bien, en las últimas tres elecciones la colectividad estadista ha gozado de la suerte de las circunstancias para ganar la gobernación.

Desde el 2000, Puerto Rico ha tenido 6 gobernadores. La realidad es que hace rato se dejó de votar por el futuro y votamos por el pasado. El voto se ha convertido más en uno de castigo contra un gobernante incumbente que por por las propuestas de los que vienen.

En el 2016, David Bernier pagó el desquite electoral contra la administración de Alejandro García Padilla y se eligió a Ricardo Rosselló.

En el 2019 Rosselló abandonó la gobernación en medio de los escándalos de corrupción y del chat. Entra Wanda Vázquez como gobernadora y los escándalos no cesaron. Se da la primaria entre ella y Pedro Pierluisi, y éste último ganó. También gana la gobernación frente a un Charlie Delgado por el PPD. Correr para la gobernación no es lo mismo que correr para una alcaldía. El candidato de la pava entró en contradicciones durante la campaña en diversos temas. Tenía una disyuntiva entre expresar lo que realmente creía y lo que se entendía era “políticamente correcto” decir en temas como la perspectiva de género y el estatus, por ejemplo. Pierluisi prevaleció.

Llegamos al año electoral del 2024 y el PNP tuvo una primaria histórica donde la vicepresidenta de la colectividad retó al presidente y gobernador incumbente. Jenniffer González prevaleció en la primaria sobre Pierluisi. El partido iba dividido a las elecciones, que serían en 5 meses. ¿Cuál era el escenario para el PNP?

El PPD no tenía un candidato, sin entrar en los méritos y credenciales, en el cual vieran capacidad para tomar las riendas de la isla en un momento complicado. No digo si la tenía o no, simplemente hablo de lo que percibí era el pensamiento en ese electorado. Las encuestas apuntaban a que el PPD terminaba en tercer lugar y eso desmoraliza al elector a la hora de decidir si va a votar o si va a votar por ese candidato que no parece tener oportunidad.

Por otra parte, el PIP con su alianza independentista junto al Movimiento Victoria Ciudadana, quedó segundo lugar en votos para la gobernación. No se puede decir que el PIP se convirtió en una segunda fuerza electoral, porque se trató de la unión de dos partidos con el fin de que el Lcdo. Juan Dalmau ganara la gobernación. No fue el propósito fusionar ambas colectividades para que una creciera a costa de la otra.

En las elecciones pasadas, el PNP se enfocó en la figura de Juan Dalmau porque proyectaba quedaría segundo. Eso coincidió con las elecciones venezolanas donde el dictador Nicolás Maduro, una figura de la que líderes del PIP son allegados y/o  aliados políticos, se robó descaradamente las elecciones. Dalmau se negó a reconocer que Maduro era un dictador y que en Venezuela se violaba derechos civiles. Preguntarle a Dalmau por Maduro era como preguntarle a Jenniffer González por Trump en el 2020. Era incómodo. Hasta hace poco Dalmau expresaba su molestia por las preguntas del tema de Maduro. El hecho de rehusar a condenar esa dictadura fue parte de lo que creó la duda en el electorado, entre otras cosas, de cuan comprometido podía estar el candidato con defender los derechos civiles, porque lo hacía en algunos casos y en el caso de otros no. Aún así su demostración electoral es de admirar por la cantidad de votos que obtuvo.

Hubo mucho popular que migró, en la candiudatura a la gobernación, para el PIP en esas elecciones pasadas. Otros para el PNP, prestando su voto a González.  Sentían que su candidato no tenía la fuerza. Sin embargo, el candidato popular para el 2028, Pablo José Hernández, puede cambiar el escenario que hubo en el 2024.

En el PNP hubo mucho pierluisista resentido que no le prestarían el voto a González, pero la posibilidad de que Juan Dalmau ganara, los asustó y terminaron votando por ella. No veían tampoco en Jesus Manuel Ortíz una persona que pudiera ganar y que los representara por sus posturas de tendencia izquierdistas en distintos temas.

La actual administración proyecta no haber pasado la página de la primaria y mantienen señalamientos sobre el grupo pierluisista, uno que necesitan para ganar. Si mantienen ese ataque para el 2028, creo no habrá mucha dificultad en que ese sector dentro del PNP pueda ver en Pablo José un candidato no abrasivo, de centro derecha por el que puedan votar. Obviamente Hernández Rivera no se ha probado. Pensar que el ganar con tal cantidad de votos en el 2024 casi le garantiza la gobernación en el 2028, sería el mayor error. Éste no ha cogido el calor de la cocina de verdad. La campaña para comisionado residente fue sosísima y la atención no estaba en ninguno de los candidatos a ese puesto.

Una vez se corre para la gobernación, a usted lo echan en una olla con agua hirviendo. Ahí es que se separan los niños de los hombres y habrá que ver cómo el comisionado sobrevive y proyecta en los peores escenarios.

Veo a un PNP exageradamente confiando en que van a ganar en el 2028. Luego de 12 años en el poder y con un escenario distinto, respecto a las candidaturas de oposición, lo que es una fisura interna puede convertirse en una grieta de marca mayor de cara a esas elecciones. La pregunta es si podrán verlo o si aún el triunfo del 2024 les mantendrá esa confianza y descansarán en eso.

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Por Alex Delgado

Periodista y columnista con 25 años de experiencia en los medios de comunicación

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