Lo que realmente está ocurriendo con los ejercicios militares en Puerto Rico
“La seguridad nacional no es un juego. Es una responsabilidad compartida y en esa responsabilidad, Puerto Rico cumple”


La seguridad nacional no es un concepto abstracto ni lejano. Es una responsabilidad compartida por todos sus ciudadanos, incluidos los que residimos en Puerto Rico. Como parte integral de la nación, nuestra jurisdicción ocupa un espacio estratégico que exige preparación continua, coordinación y ejercicios rutinarios que se realizan exactamente igual en los cincuenta estados. Esa es la realidad que algunos prefieren ignorar cada vez que se anuncian prácticas militares o ejercicios de seguridad en nuestra Isla.
En días recientes, ciertos sectores mediáticos han caído, una vez más, en la tentación de inflamar el debate público. Apelan a viejas cicatrices y a narrativas desgastadas sobre Vieques. Se aprovechan de emociones antiguas para generar confusión, producir titulares fáciles y difundir información distorcionada. Lo hacen sabiendo que la seguridad nacional no se maneja con estridencias ni con insinuaciones, sino con hechos, coordinación y responsabilidad. Nada de lo que está ocurriendo es extraordinario, improvisado y mucho menos ajeno a los protocolos federales y estatales.
Los ejercicios militares que se realizan en Puerto Rico son análogos a los que practica la Guardia Nacional y la Reserva en cualquier jurisdicción de Estados Unidos. No representan militarización, ocupación, ni un supuesto regreso a prácticas del pasado. Son parte del entrenamiento rutinario que garantiza que nuestras fuerzas estén preparadas para responder a emergencias, desastres, amenazas externas o internas y para cumplir con sus misiones de protección y defensa en tiempos de incertidumbre global.
Además, estos ejercicios no ocurren en un vacío. Se coordinan directamente con los alcaldes, con las autoridades municipales y estatales, y con las agencias federales correspondientes. No hay improvisación, sorpresa ni actuaciones unilaterales. Por el contrario, existe un proceso estructurado de notificación, logística compartida y comunicación constante entre gobiernos. Es irresponsable sugerir otra cosa.
Puerto Rico no mira desde la distancia la defensa de la nación a la que pertenece. Por el cotrario, participamos activamente de ella. Miles de puertorriqueños sirven con honor en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, tanto en misiones en la Isla como alrededor del mundo. Nuestro compromiso con la seguridad nacional ha sido firme, constante y probado. El deber ciudadano es comprender que ese compromiso implica entrenamiento, preparación y coordinación, no retórica vacía ni alarmismos diseñados para generar views.
Por eso es tan importante elevar el nivel del debate. Hablar de seguridad nacional exige madurez, seriedad y respeto. Exige reconocer que la protección de la nación, y de quienes vivimos en ella, depende de preparación constante, no de narrativas sensacionalistas. Además exige, sobre todo, que se informe con responsabilidad, sin manipular temores legítimos ni utilizar el pasado como arma política.
Por otro lado, se debe destacar que toda esta planificación y logística se ha realizado también bajo el liderato de la Gobernadora de Puerto Rico, en su función como Commander in Chief de la Guardia Nacional. Bajo su dirección, el Adjutant General, General Carlos Rivera, y el Sargento Mayor de Estado, Juvencio Méndez, han sido piezas clave en la coordinación y facilitación de la llegada de las tropas. Éstos se han asegurado de que cada componente cumpla con los protocolos establecidos y que los municipios estén debidamente informados y preparados. Su ejecución disciplinada y profesional ha permitido que estos ejercicios se desarrollen con orden, transparencia y comunicación efectiva entre todos los niveles de gobierno.
Estoy seguro de que Puerto Rico es y seguirá siendo un aliado confiable de nuestra nación. Contribuimos, participamos y aportamos a la seguridad nacional y es momento de que estos temas se discutan con altura y sin prejuicios. La seguridad nacional no es un juego. Es una responsabilidad compartida y en esa responsabilidad, Puerto Rico cumple.


