Los memes y la salud mental
“Lamentablemente a la audiencia de redes le fascina explotar la violencia, lo soez, lo morboso y eso explica el comportamiento de algunos”

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Hace unos días trascendió el caso de una joven que agredió a otra ciudadana y vandalizó el auto de esta luego de un chocarla en el municipio de San Sebastián. El acto fue grabado con los teléfonos de otros ciudadanos que estaban en la escena y los videos distribuidos por redes sociales. Al parecer, por lo que se vio en el video, y lo que ha trascendido, las dos mujeres no se conocen.
No conozco a la joven y tampoco sé si padece de alguna situación de salud mental. Sin embargo, al ver los videos, lo primero que pensé es que algo no está bien en su estado emocional, pero eso es tema para los expertos en materia de conducta humana que evalúan estos casos.
En la isla nos pasamos destacando el serio problema de salud mental que hay. Somos los más “preocupados” por las personas con problemas de salud mental. Vemos dos personas cayéndose a bimbazo en un parking y destacamos el problema que hay, sale un asalto violento a una viejita y lo primero que hablamos es de la salud mental, un adolecente asesina a un matrimonio y de inmediato volvemos a poner sobre la mesa la salud mental. Es decir, el problema es harto conocido por todos los ciudadanos racionales de nuestro territorio.
En el caso de San Sebastián no había terminado el día y ya corría una campaña pública de memes y videos burlándose de la joven en las redes sociales. Esto sin saber aún si ésta atravesaba por alguna crisis emocional. ¿A lo mejor no? ¿Quizás se trataba de una charlatanería de una malcriada? Puede ser. Pero en ese momento “disfrutar” (nótese las comillas) de la burla, como entretenimiento sin saber qué pasa en su mente me hacer cuestionar también la salud mental de esas personas que disfrutaban y se mofaban creando y distribuyendo las fotos, los videos montados. Aquí vemos que el problema de salud mental es más serio de lo que parece porque no se limita a los que se caen a golpes en la calle, y demás ejemplos. Los que disfrutan la burla en un caso así deben cuestionarse si también tienen algún problema de salud mental.
A raíz de lo ocurrido, y por lo que hago este escrito, pensé “¿y si fuera un hijo mío atravesando una situación de salud mental?”. ¿Cómo se sentiría cualquier padre, hermano, abuelo… al ver cómo un país “pasa el macho” en público con su salud mental, burlándose de ese familiar? ¡Claro! Todo es permitido… cuando no se trata de los míos, es el pensamiento. Si es la situación de alguien que no conocemos, ahí se vale la burla como entretenimiento. Y repito, no sé si sea el caso de esta joven, pero ¿y si eventualmente se trata de un caso de salud mental?, ¿cómo recogen para atrás las burlas pretendiendo no afectar a la persona? No se puede, el daño está hecho. Eso sin contar el impacto que pueda tener esa burla viral sobre la misma persona víctima del bullying colectivo.
Aquí queremos ser los paladines de la salud mental, y pretendemos responsabilizar solo y estrictamente al gobierno por el problema, pero los que crean los videos y memes que pueden hacer mucho más daño sobre una persona no es el gobierno, son los hipócritas que quieren aparentar se preocupan por la situación pero detrás de esa máscara lo que hay realmente es personas que alimentan e inflaman el problema sobre esas mentes en crisis y sus familiares. La era digital y las redes sociales son una navaja de doble filo y han servido para mostrar cuán cruel se puede ser con una persona que no conocemos y que no sabemos si tiene o no su salud mental comprometida.
Ciertamente hay creatividad y la inmensa mayoría de los memes son graciosos, pero cuando se trata de un posible problema de salud mental, ¿es gracioso? ¿Tiene que haber muerte para respetar el tema o a una persona con problemas mentales? No creo en la filosofía de “se vale tó”.
El caso de esta joven no se me parece a los de otras personas que se ponen, por ejemplo, agresivas y jaquetonas cuando son intervenidas por la policía. La joven en cuestión fue finalmente arrestada y le radicaron cargos, prestó fianza y está en libertad en lo que se vé el caso. No obstante, eso no determina que la joven estaba emocionalmente bien al momento del incidente. Ya se verá, pero mi punto no es si tiene un asunto de salud mental o no, es como se hace un festín de burlas con los memes y videos, sin saber, al tiempo que lamentamos y decimos preocuparnos por la salud mental del pueblo.
Finalmente, al lugar llegó el senador Eliezer Molina quien encendió de inmediato la cámara y comenzó a transmitir la situación. Por un lado se quejaba de que el sistema no sirve porque al lugar no había llegado la Policía, y más adelante se quejaba de que el sistema no funcionó porque habían llegado dos ambulancias (haciendo alusión a posible duplicidad de recursos). Se quejó de que el sistema no actuó y después se quejó de que actuó de más. “Palo si bogas y palo si no bogas”. Pero es parte del reality show. Alegó que la policía no fue a socorrerlo ante una alegada amenaza de muerte de la joven, pero que sí llegaron ambulancias para atender posibles heridos. O sea, entre atención médica para posibles agredidos y él, lo que ameritaba como prioridad era la atención que le dieran al político. Vemos que en el Salón Café del Capitolio, aparte de servir buenos cortes de steaks, también sirven el “Kool-Aid”.
Para finalizar y en términos generales, en mi opinión, la adicción a los likes y engagements, sin fines monetarios, es también un problema de salud mental. No lo es, pienso, cuando lo que se busca es tener mayor alcance con fines monetarios. Ahí pues se trata de puro negocio y todo el mundo tiene derecho a monetizar y ganarse la vida como sea, pero lamentablemente a la audiencia de redes le fascina explotar la violencia, lo soez, lo morboso y eso explica el comportamiento de algunos. El problema de salud mental es uno muy serio y a vacilón no podemos tomarlo.
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Por Alex Delgado
Periodista y columnista con 25 años de experiencia en los medios de comunicación