
Dick Cheney. Foto: David Bohrer

Dick Cheney, ex vicepresidente de Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush entre 2001 y 2009, falleció ayer 3 de noviembre a los 84 años de edad, según un comunicado emitido por su familia.
Cheney, considerado uno de los arquitectos de la llamada "guerra contra el terrorismo" y que fue clave en la guerra de Estados Unidos contra Irak, murió por complicaciones de una neumonía y problemas cardiovasculares, según el comunicado.
Nacido en Lincoln, Nebraska, en 1941, Cheney ascendió desde posiciones técnicas en Washington hasta convertirse en uno de los estrategas más influyentes del Partido Republicano. Su carrera pública abarcó más de cuatro décadas y cuatro administraciones presidenciales, desde Gerald Ford hasta George W. Bush.
Como Secretario de Defensa bajo el presidente George H. W. Bush, dirigió la operación militar “Tormenta del Desierto” durante la Guerra del Golfo (1991), un hito que consolidó su reputación de firmeza y precisión estratégica. Posteriormente, fue CEO de Halliburton, una de las principales corporaciones energéticas del mundo, lo que marcaría el inicio de sus vínculos con la industria privada en temas de defensa y petróleo.
Su rol más conocido llegó en 2001, cuando asumió la vicepresidencia junto a George W. Bush. Tras los atentados del 11 de septiembre, Cheney se convirtió en el arquitecto de una nueva doctrina de seguridad nacional, impulsando políticas de vigilancia masiva, interrogatorios reforzados y la invasión de Irak en 2003 bajo el argumento de eliminar armas de destrucción masiva que nunca fueron halladas.
Durante esos años, Cheney fue descrito como la voz más influyente dentro de la Casa Blanca, al punto de que muchos observadores lo consideraban el verdadero eje de poder detrás del presidente.
Sin embargo, su legado estuvo acompañado de fuertes controversias. Las decisiones tomadas durante su mandato abrieron un amplio debate sobre los límites del poder ejecutivo, la ética en la guerra contra el terrorismo y el balance entre seguridad y derechos civiles.
Cheney sobrevivió a múltiples problemas cardíacos y recibió un trasplante de corazón en 2012. En los últimos años, mantuvo una voz activa en defensa de la política exterior dura del Partido Republicano, aunque llegó a distanciarse del presidente Donald Trump.
Su muerte marca el fin de una era política que transformó profundamente la forma en que Estados Unidos ejerce su poder en el mundo, y deja una huella que aún divide opiniones entre quienes lo ven como un patriota que protegió a la nación y quienes lo consideran el símbolo más claro del poder sin límites en Washington.






