Nueva York evalúa también redibujar su mapa electoral

La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, mostró este lunes su apoyo a los legisladores demócratas de Texas que salieron del estado para bloquear una votación que cambiaría el mapa electoral del estado en beneficio de los republicanos.

Hochul se reunió con los texanos previo a una conferencia de prensa conjunta en la que afirmó que defender la democracia no es asunto de un solo estado y aseguró que si los republicanos hacen cambios, entonces Nueva York evaluará "todas las opciones" para hacer lo mismo con la redistribución electoral.

Afirmó que la acción de los republicanos en Texas obedece a que saben que perderán la elección de medio término debido a la agenda de la Administración del presidente Donald Trump, que ha disgustado a los electores que "están listos para expulsarlos del poder en Washington" en 2026.

La medida, impulsada por Trump, le daría a los republicanos una ventaja frente a los demócratas en las elecciones generales del próximo año en las que se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

Hochul destacó que los distritos congresionales nunca se rediseñan a mitad de década, "pero aquí están rompiendo flagrantemente las reglas para poder aferrarse al poder" y afirmó que Nueva York tomará entonces medidas para hacer lo mismo.

"Si los republicanos están dispuestos a reescribir estas reglas para obtener una ventaja, entonces no nos dejan otra opción; debemos hacer lo mismo", sostuvo, rodeada del líder de la Asamblea estatal, Carl Heastie, de la vicepresidenta de la Cámara de Representantes de Texas, Mihaela Plesa, y otros legisladores de ese estado.

En Nueva York, es una comisión la que se encarga de la redistribución de los distritos para dibujar los mapas, pero tiene que ser aprobado por la legislatura estatal.

Los estados de California (controlado por demócratas) y Florida (republicano) también han anunciado que evalúan modificar su mapa electoral.

Los legisladores demócratas anunciaron el domingo que abandonaban Texas para entorpecer las votaciones en el Congreso texano, que requiere la presencia de al menos dos tercios de sus 150 miembros para llevar a cabo sus funciones habituales.

Los congresistas decidieron dirigirse a Illinois, Nueva York y Massachusetts, tres estados gobernados por demócratas, y han recibido el apoyo explícito de los líderes de dichos estados.

El gobernador de Texas, el republicano Gregg Abbott, ha amenazado con cargos criminales y echar de sus puestos a los legisladores que no estén presentes en la sesión de la tarde en el Congreso estatal.