Columna

Residencia de Bad Bunny como propulsor económico y cultural

“Este evento deja claro que PR tiene la infraestructura, el talento y la marca global para convertirse en una capital del entretenimiento en vivo”

Nelson González
Por Nelson González 10 de junio de 2025 • 7:42 a. m. AST
2 minutos
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La residencia de Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico promete convertirse en mucho más que un fenómeno musical. Es, desde ya, una declaración económica, social y cultural. Con 30 funciones completamente vendidas, más de 450,000 boletos distribuidos y una proyección de más de 400,000 visitantes del exterior, Puerto Rico se prepara para recibir uno de los eventos de mayor impacto económico en su historia reciente. Durante tres meses, la isla será el epicentro global del entretenimiento latino.

Más del 86% de las ventas de experiencias provienen de Estados Unidos, con estados como Nueva York, California, Florida y Texas encabezando la lista.

Además, compradores de más de 20 países, incluyendo México, España, Canadá, Colombia y Reino Unido, ya han asegurado su presencia en esta experiencia sin precedentes.

Más allá de los números -que ya son contundentes- esta residencia se proyecta como una fuente de ingresos multimillonarios para múltiples sectores: hoteles, restaurantes, transportación terrestre, plataformas digitales, comercios locales, agencias de viajes y experiencias, seguridad privada, técnicos, creativos y más. Se estima que la inyección económica directa e indirecta superará los 300 millones de dólares, sin contar el valor incalculable en promoción mediática internacional.

Lo importante no es solo que esto ocurrirá, sino qué haremos a partir de esto. ¿Cómo capitalizamos este momento? ¿Cómo lo convertimos en una política pública sostenida y en una estrategia empresarial recurrente?

Este evento deja claro que Puerto Rico tiene la infraestructura, el talento y la marca global para convertirse en una capital del entretenimiento en vivo. Pero eso requiere visión, inversión e integración.

El gobierno tiene el deber de facilitar procesos, crear incentivos, invertir en infraestructura y, sobre todo, de coordinar esfuerzos de promoción internacional junto a quienes realmente producen y representan la industria. No se trata solo de campañas turísticas, sino de entender que elentretenimiento es un motor de desarrollo económico y cultural.

El sector privado, por su parte, debe asumir un rol más activo en apoyar, financiar y escalar estos proyectos. Desde bancos hasta aerolíneas, desde marcas de consumo hasta desarrolladores inmobiliarios: todos pueden y deben ver el valor en ser parte de esta narrativa.

Esta residencia no puede ser vista como un evento aislado. Debe marcar un antes y un después. Si logramos conectar este hito con una política pública coherente y una estrategia de país, podríamos comenzar a consolidar un ecosistema que posicione a Puerto Rico, de forma estructural, como el hub creativo del Caribe y América Latina.

Bad Bunny ha hecho su parte. Ahora nos toca a nosotros

NG

Por Nelson González

Consultor en entretenimiento

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