El Constructor en Jefe: Trump y sus remodelaciones a la Casa Blanca
Las renovaciones encabezadas por Trump han sido objeto del escrutinio publico y cuestionamientos acerca de la legalidad de sus acciones

Detalle del retrato del presidente Donald Trump, que enacabeza el 'Paseo Presidencial de la Fama'; espacio que el mandatario republicano acaba de remodelar, a lo largo de la Columnata de la Casa Blanca, en Washington DC (EE.UU.). Foto: Stefani Reynolds

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha convertido -durante su actual Administración- en el "constructor en jefe" de una remozada Casa Blanca, con múltiples planes de renovación que van desde remplazar baños que no le gustan o planificar un Arco del Triunfo en Washington hasta construir un gigante salón de baile financiado por magnates que han contribuido a sus campañas.
Desde su vuelta al poder en enero pasado, Trump se ha dedicado a remodelar la sede del Ejecutivo estadounidense. Un desfile de objetos chapados en oro en cada repisa, en las chimeneas, en los picaportes de las puertas y en las lámparas -casi idénticas a las de su club privado en Florida, en Mar-a-Lago- saltan a la vista en cada evento público.
"Siempre he sido un constructor y ahora estoy construyendo una nación que es respetada nuevamente", mencionó Trump esta semana durante una cena que auspició para dos docenas de magnates que han decidido financiar, con doscientos millones de dólares, un salón de baile para novecientas personas que el mandatario ofreció en el marco del 250 aniversario de la fundación del país.
Trump dijo que "siempre habían querido un salón de baile" y bromeó al decir que "no tenían un agente inmobiliario", en referencia a si mismo como gestor de proyectos.
Sobre la costosa construcción, Trump afirmó que "es el precio de tener acceso al presidente", frente a donantes que calificó como "leyendas", entre ellas el petrolero Harold Hamm, prominente financista de las campañas del republicano.
Un arco del triunfo en Washington
En esa cena, Trump mostró a sus invitados tres modelos a escala del nuevo monumento que planea construir, el "Arc de Trump", un arco inspirado en el de París, que sería ubicado al final del puente Memorial que une el centro de Washington con Arlington.
Además, el jefe de Estado sugirió que el proyecto podría financiarse con los fondos sobrantes de la renovación del salón de baile. Sin embargo, se trata de un proyecto que aún necesita pasar por la aprobación de diversas agencias estatales y no se tiene claridad si las solicitudes han sido presentadas.
El nuevo jardín y cambios hasta en los baños
En la búsqueda de dejar su huella en la residencia de los presidentes de EE.UU., en agosto pasado, Trump estrenó el nuevo Jardín de las Rosas, un espacio histórico del ala oeste de la Casa Blanca, construido en 1913 y renovado por la primera dama Jacqueline Kennedy en 1962.
El republicano quitó el césped del jardín y colocó piedra, convirtiéndolo en un patio parecido al club Mar-a Lago, donde Trump pasa sus descansos y realiza sus eventos empresariales.
El nuevo Jardín ha sido utilizado para cenas con aliados y recientemente para entregar reconocimientos como la Medalla Presidencial de la Libertad, que Trump otorgó de manera póstuma al activista ultraconservador, Charlie Kirk, asesinado en septiembre.
Pero las renovaciones no se han limitado a las áreas comunes, Trump calificó de "no adecuado" el diseño del baño Kennedy de la suite presidencial, se quejó de los tonos verdes del espacio y cambió el azulejo de estilo art deco por mármol estatuario, que -según el presidente- ahora "refleja mejor la estética de la época de la guerra civil".
Cuestionamientos sobre la legalidad de las modificaciones
Las renovaciones encabezadas por Trump han sido objeto del escrutinio publico y cuestionamientos acerca de la legalidad de sus acciones en la Casa Blanca, así como su método de recaudo de fondos privados para sus planes, aunque el mandatario y su Administración se han defendido con una ley de 1964 que le permite hacer cambios estéticos y estructurales.
El Instituto Americano de Arquitectos publicó en agosto su preocupación por las renovaciones de Trump, especialmente por el salón de baile, e instó a la Comisión Nacional de Planificación de la Capital a realizar controles rigurosos para garantizar que el proyecto no se desvíe ni altere el diseño neoclásico de la Casa Blanca.