Igual paga por igual trabajo en la TV puertorriqueña
“Lo que está en juego va más allá del sueldo: se trata de reconocimiento, la dignidad del ser humano y respeto“


La pantalla de la televisión en nuestros hogares se nos quedó “chica”. La televisión puertorriqueña ha hecho evidente el discrimen en contra de las mujeres trabajadoras. Detrás de las cámaras y las luces del estudio de televisión se perpetua la brecha salarial. Nuestras mujeres periodistas pueden hacer constar que la visibilidad no es sinónimo de equidad.
El principio de “igual paga por igual trabajo” significa que toda persona tiene derecho a recibir la misma remuneración por un trabajo de igual valor, sin distinción de sexo, género, raza u otra condición personal.
En el año 1948 se emitió la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. El Artículo 23(2) de la Declaración dispone que: “Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual”. Así las cosas, el 10 de junio de 1963, bajo el mandato del Presidente John F. Kennedy, se aprobó el Equal Pay Act de 1963, cuyo objetivo fue prohibir la disparidad salarial basada en el sexo en el trabajo. Cónsono con esto, el Titulo VII de la Ley De Derechos Civiles de 1964, prohíbe pagar diferente por trabajo sustancialmente igual; permite excepciones sólo por antigüedad, mérito, productividad u “otro factor legítimo no relacionado con el sexo”.
Hay que reconocer que Puerto Rico, siempre ha tenido un derecho de avanzada para garantizar la igual protección de las leyes en el ámbito laboral, tal,así como en el 1952 se aprobó en nuestra Constitución que “toda persona tiene derecho a igual paga por igual trabajo”. Mas específicamente, en 1959 se aprobó la ley que prohíbe el discrimen en el empleo, incluyendo el discrimen por razón de sexo. Décadas después, se aprobó la Ley de Igualdad Salarial de Puerto Rico, Ley Núm. 16-2017, inspirada en el Equal Pay Act federal, estableciendo que: (a) Ningún patrono puede pagar menos a una persona por razón de sexo cuando realiza un trabajo comparable; (b) Define criterios de excepción válidos (antigüedad, mérito, productividad, educación o experiencia relacionada al puesto); (c) prohíbe preguntar el historial salarial previo en entrevistas; (d) protege a los empleados que discutan sus salarios con otros (transparencia); (e) permite reclamar el doble de la cantidad adeudada si se demuestra violación; y (d) fomenta la práctica de “autoestudios” salariales en las empresas (protegidos de ser usados en su contra).
A pesar de que es política pública del Gobierno de Puerto Rico prohibir el discrimen por razón de género y se condena la brecha salarial, algunos medios de comunicación se han hecho la vista larga pagando más a los hombres que trabajan en los medios, que a las mujeres. Sin embargo, los últimos años las mujeres de la TV han denunciado las prácticas ilegales de la televisión, particularmente en contra de Telemundo y Wapa TV.
El primer golpe ocurrió en el año 2019, cuando Sylvia Gómez, Ivonne Solla, Ivette Sosa y Charito Fraticelli radicaron querellas ante la EEOC por desigualdad salarial en contra de Telemundo. Alegaban que, pese a décadas de experiencia, sus sueldos eran sustancialmente menores que los de sus colegas masculinos con iguales funciones. En el 2022, Gómez y Fraticelli dieron el paso a los tribunales. Su demanda reveló diferencias de hasta US $22 por hora, entre las féminas y sus pares hombres. El caso concluyó en un acuerdo confidencial, pero dejó claro que la inequidad estaba documentada con cifras.
Mientras en Telemundo, salía a la luz pública el discrimen, entre los años 2020 y el 2021, Celimar Adames Casalduc, mujer ancla de Noticentro, demandó a WAPA TV por discrimen de género y edad. Alegó que, tras más de 25 años de trayectoria, ganaba menos que compañeros más jóvenes y menos experimentados, y que había sido sustituida por una compañera más joven. El caso se resolvió en 2021 mediante acuerdo extrajudicial.
En acto de solidaridad, la meteoróloga Deborah Martorell también salió de WAPA en el 2021, en medio de reclamos similares. Su salida evidenció una cultura laboral en la cual las mujeres enfrentan techos salariales invisibles.
Hace unas semanas, advinimos en conocimiento que el patrón se repite. Zugey Lamela, periodista de investigación y co-ancla de Telenoticias, demandó a Telemundo Puerto Rico por discrimen de género y represalias luego de su licencia de maternidad siendo aislada profesionalmente, excluida de coberturas electorales y programas especiales, y que su segmento Directo al Punto fue cancelado. Lamela alega que, pese a cumplir funciones comparables a su compañero de ancla, su salario anual era US $14,000 inferior y teniendo ella más experiencia en la televisión. También, Reina Mateo, reportera que fue despedida de WAPA TV, presentó una demanda federal por discrimen y represalias, reforzando el patrón.
El marco legal existe para prohibir esta práctica, solo falta aplicarlo ya que Puerto Rico cuenta con protecciones robustas contra la desigualdad salarial. La equidad salarial es un mandato constitucional, no una aspiración. Sin embargo, la práctica empresarial en la TV sigue rezagada frente a la ley.
La brecha salarial en televisión es incomprensible; las anclas féminas suelen ser el rostro visible, pero sus contratos son menos transparentes. Los reclamos de estas periodistas no son casos aislados. Han obligado a los medios a cuestionar sistemas de compensación opacos. Las nuevas generaciones siguen viendo las mismas desigualdades. Lo que está en juego va más allá del sueldo: se trata de reconocimiento, la dignidad del ser humano y respeto. Si quienes informan al país no gozan de igualdad en su propio trabajo, el medio no puede gozar de credibilidad y “justicia”.
Los reclamos de Sylvia Gómez, Ivonne Solla, Celimar Adames, Deborah Martorell y Zugey Lamela demuestran la firmeza femenina en la televisión puertorriqueña. La pregunta que nos debemos hacer es “¿Qué tan igual puede ser una industria en la que se paga distinto por la misma palabra dicha ante una cámara?”


