Trump enfada a India, socio clave de EEUU en su pulso con China
Según analista, la India "representa una asociación prometedora que recién está comenzando a desarrollarse"

El presdidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue captado el pasado 5 de septiembre, durante una cena con miembros del Congreso, en los jardines de la Casa Blanca, en Washington DC (EE.UU.). Foto: Francis Chung

Los recientes aranceles impuestos a la India por parte del gobierno de Donald Trump han socavado una alianza estratégica crucial para contrarrestar el creciente poder de China en el orden mundial, lo que amenaza con desestabilizar el equilibrio geopolítico y económico de Asia y el resto del mundo.
El aumento de los gravámenes comerciales en un 50%, que se interpretan como una represalia por las compras de petróleo ruso de la India, han complicado la relación con el gobierno del país asiático, presentado ante EE.UU. como la alternativa comercial a Pekín en pleno "decoupling" o desvinculación de dependencia de China.
India se estaba labrando una profunda relación de cercanía a EE.UU., su principal destino de las exportaciones y con el que llegó a acordar duplicar el comercio bilateral hasta los 500.000 millones de dólares para 2030 durante la primera visita del primer ministro indio, Narendra Modi, a Washington bajo el segundo mandato de Trump el pasado febrero.
Aunque EE.UU. dispone de alternativas para afrontar cualquier rotura con China, como Australia, Japón o Filipinas, la India "representa una asociación prometedora que recién está comenzando a desarrollarse", explica a EFE Richard M. Rossow, asesor principal y presidente sobre economía de la India y los países emergentes de Asia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, en inglés).
"Considerando el peso militar y económico de la India hoy en día, pero especialmente en el futuro, es una decisión inteligente buscar maneras de profundizar esta relación. Incluso si eso significa que, por ahora, 'damos más de lo que recibimos'", agrega el experto.
El castigo de los aranceles no solo tendrá un enorme impacto en las relaciones construidas en el último cuarto de siglo, sino que además "tardarán mucho en recuperarse", indica a EFE por su parte Salil Tripathi, asesor principal y global en el Instituto de Derechos Humanos y Empresas (IHRB).
Un nuevo marco con Modi y Xi extendiéndose la mano
Este revés dibuja un desconcertante panorama para el orden mundial aunque la India, lejos de dar su brazo a torcer ante las presiones de Trump, se ha decantado darle la espalda y retomar sus contactos con China al pese alto precio que pueda pagar.
La reactivación de estos lazos pudo verse esta semana en la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái donde Modi se mostró en sintonía con el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
El encuentro de estas tres potencias, sumado a las innumerables imágenes que compartieron en las redes sociales entre ellos en señal de apoyo, ha servido a Trump para que el viernes sentenciara que daba por "perdidos" a Nueva Delhi y Moscú, con quien ha tratado en el último mes de dialogar para poner fin de la invasión rusa en Ucrania.
Aunque horas después matizó sus palabras en una rueda de prensa en el Despacho Oval, y negó que hubiese perdido el apoyo de la India pese a los duros aranceles y su renovada cercanía a China y Rusia.
"Me decepcionó mucho que la India comprara tanto petróleo a Rusia", pero, pese a ello, "mantengo una muy buena relación con Modi", aseguró el líder republicano.
Y es que el margen de cooperación entre la India y China "sigue siendo limitado", ya que el gobierno indio "tiene preocupaciones de seguridad y comerciales mayores con China, que superan la actual tensión entre Washington y Nueva Delhi", dice Rossow.
El analista incide que, además, el país asiático "se enfrenta a una tarea casi imposible de alcanzar el éxito en la fabricación de tecnología sin un cierto nivel de comercio con China, consciente del papel dominante de este país en la creación de materias primas y bienes intermedios cruciales para la fabricación de tecnología".
Si bien el desempeño económico interno de la India "parece impresionante, la desigualdad está aumentando y el crecimiento del PIB es nominal y no se distribuye equitativamente", según Tripathi.
La subida de aranceles, sumado al cortejo estadounidense a Pakistán, principal enemigo del gobierno de Modi y con quien Washington selló a finales de julio un acuerdo comercial para reducir los gravámenes, "harán que la India confíe aún menos en EE.UU.", añade el experto.
"La política exterior india está en un punto crítico; sus relaciones con China son tibias, y si bien Rusia sigue siendo un aliado, también está fortaleciendo sus lazos con Pakistán, lo que coloca a la India en una posición incómoda: ser comparada con Pakistán. Se avecinan tiempos difíciles", sentencia Tripathi.