Guía Michelin suma los vinos a sus clasificaciones de excelencia de restaurantes y hoteles
La clasificación de vinos, al igual que en restaurantes y en hoteles, tendrá tres escalas


La Guía Michelin anunció este martes la creación de una nueva clasificación dedicada a los vinos, que recompensará próximamente por etapas a los mejores caldos con "racimos", a imagen de la excelencia que reconoce con sus "estrellas" para restaurantes y las "llaves" para hoteles, empezando por las regiones de Burdeos y Borgoña en Francia.
"Formar parte de la selección de la Guía Michelin significa haber sido seleccionado. Estar en la lista, al igual que para hoteles y restaurantes, ya será un logro", afirmó el director internacional de la célebre reseña, Gwendal Poullennec, en un acto celebrado en L'Tour D'Argent, uno de los templos gastronómicos del mundo.
La clasificación de vinos, al igual que en restaurantes y en hoteles, tendrá tres escalas, precisó Poullennec.
Así, explicó que un racimo Michelin significará que el elegido es "un excelente productor que elabora vinos con carácter y estilo, especialmente en las mejores añadas", mientras que dos racimos definirá a uno "excelente que se distingue claramente de sus competidores. Esta distinción se basa en la calidad, pero también en la personalidad y consistencia de sus vinos", explicó.
Y, señaló, que tres racimos representarán "a productores excepcionales cuyos vinos son de clase mundial y merecen ser buscados y degustados".
Un enfoque internacional y cinco criterios de evaluación
El enfoque de calidad "será coherente con lo que se hace para hoteles y restaurantes" con "un equipo profesional trabajando sobre el terreno, cuya independencia se garantiza porque todos serán, y ya son, empleados a tiempo completo del Grupo Michelin", indicó.
Los criterios de evaluación serán cinco: calidad agronómica, maestría técnica, identidad de los productores, equilibrio de los caldos y constancia.
El primer criterio, dijo Poullennec, es la calidad de los ingredientes y la calidad del producto. "Es el fruto del trabajo en la viña", con especial atención a "la calidad de su suelo, a la salud de las vides, a la elección de las variedades de uva correctas y al cuidado constante".
A medida que avance el proyecto, cuya concepción y desarrollo empezó hace casi una década, los inspectores de Michelin comenzarán todas sus visitas "temprano por la mañana con un recorrido por los viñedos".
El segundo criterio será, prosiguió, el de la experiencia, la profesionalidad y el dominio en el proceso de transformación de la uva en vino. "Hablamos de toda la técnica de vinificación, que debe ser precisa y estar bien dominada para producir vinos puros", dijo.
El cuarto criterio es, "en sentido estricto, el gusto, o lo que aquí se llama equilibrio: el equilibrio en el vino entre el dulzor, los taninos, el alcohol ... Es la promesa de armonía", añadió.
Y el último punto, concluyó, tiene en cuenta la regularidad o la consistencia porque "para apreciar el rendimiento de una finca, no se puede simplemente observarlo en un momento determinado; el vino necesita tiempo".
Este nuevo proyecto de la famosa Guía Michelin, que ha cumplido 125 años en 2025, se asienta también en los archivos de la "Guide par coeur des vins" (Guía de Vinos de Corazón), de Robert Parker, que el grupo compró en 2016, y que contiene miles de reseñas elaboradas en sus 47 años de existencia.






