Fútbol

PSG se lleva la Champions

Ganan vía goleada al Inter

EFE
Por EFE31 de mayo de 2025 • 6:30 p. m. AST
4 minutos
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Catorce años, siete entrenadores y cientos de millones de euros más tarde, el París Saint-Germain conquistó al fin la Liga de Campeones que perseguían sus propietarios cataríes, una búsqueda de la gloria máxima que ha tomado más tiempo del que esperaban y que han logrado gracias a la apuesta por Luis Enrique.

El técnico español encarna la tercera de las etapas del PSG versión Catar, que en sus primeros años se puso en manos de Zlatan Ibrahimovic, luego confío en Neymar para acabar reposando en una receta coral.

El nacimiento de un proyecto

QSI, el fondo soberano catarí, aterrizó en París en 2011 como un elemento más de consolidación del deporte del pequeño emirato que acababa de recibir la organización del Mundial de 2022.

Enseguida regó de millones al club, con la llegada de jugadores de prestigio como Javier Pastore, Jérémy Ménez, Blaise Matuidi, Thago Motta, Maxwell y, sobre todo, Zlatan Ibrahimovic.

El sueco era el hombre elegido para encarnar el proyecto, que el presidente del club, Nasser Al Khelaifi, quería ver triunfar en cinco años.

Thiago Silva, Ezequiel Lavezzi y otros futbolistas reforzaron un proyecto que se puso en manos de Carlo Ancelotti.

Pero el club tenía prisa y poca mano izquierda para gestionar un equipo. El técnico italiano se quejó enseguida de las intervenciones permanentes de la dirección en su parcela y aceptó la llamada del Real Madrid.

Laurent Blanc representó la consolidación del equipo en Francia, pero no era suficiente para dar el paso al frente a nivel continental que pedía el propietario, por lo que apostaron por Unai Emery, que llegaba con tres Ligas Europa bajo el brazo conseguidas con el Sevilla.

La herida de la remontada y los años de Neymar

La remontada que sufrieron en 2017 en el Camp Nou, aquel 6-1 con el que el Barcelona de Luis Enrique pulverizó el 4-0 de la ida, llevó a Doha a buscar una nueva estrategia: apostar por las estrellas.

Al año siguiente pusieron a las órdenes del español a Neymar, el fichaje más caro de todos los tiempos, 222 millones de euros, un desembolso con el que el PSG entendía sentarse en la mesa de los importantes.

El brillo de aquella operación eclipsó en parte otra, los 180 millones que pagaron al Mónaco por Kylian Mbappé. El PSG buscaba a los mejores, aunque eso supusiera los mayores desembolsos que nunca antes había hecho ningún club.

Más que nunca, a medida que se acercaba el Mundial de Catar, el emirato pensaba que el éxito podía comprarse y el talonario echaba humo, lo que le valió estar bajo la lupa de las autoridades de la UEFA por sobrepasar el equilibrio financiero.

El experimento tampoco dio resultados. Emery fue relevado por Thomas Tuchel, que en 2020 llevó al equipo a la final de la Liga de Campeones, pero que unos meses más tarde se cansó del intervencionismo catarí y fue sustituido en enero de 2021 por Mauricio Pochettino.

El argentino vio reforzado su proyecto en agosto con la incorporación de Lionel Messi, que se sumaba a Neymar y Mbappé, un trío que creían invencible.

Pero ni el exdefensa del PSG ni su sustituto, el francés Chritophe Galtier elevaron el nivel de juego del equipo, que siguió sin conquistar la ansiada 'orejona'.

El fin de las estrellas

En el verano de 2023, tras digerir mal el traspié que supuso la eliminación del equipo en octavos de final pese a contar con tres estrellas de talla mundial, los emires dieron un golpe de timón a su política: se acabaron las estrellas.

Luis Enrique aterrizó al mismo tiempo que salieron Messi y Neymar y el club, en un último resquicio de apostar por los grandes nombres, decidió asentar su proyecto en los hombros de Mbappé, que alargaba con cuentagotas sus contratos.

El atacante francés exigía refuerzos de talla mientras el entrenador español apostaba por homogeneizar el equipo. Tras un primer año de transición, en el que el PSG alcanzó las semifinales sabiendo ya que no contaría con Mbappé para el futuro, el técnico español recibió plenos poderes.

Por vez primera, Doha asentó el proyecto en la espalda de su técnico, que logró forjar una maquinaria ganadora que ha terminado por triunfar en Europa.

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